La poesía es eso que habla mediante el silencio, desde la forma y no con el nombre; que dice todo sin decir nada.
Delmira Agustitni fue una de las más grandes poetisas latinoamericanas. Su obra, cargada de erotismo, marcó pauta en una época en la que las mujeres todavía no podían opinar ni mucho menos sentirse dueñas de su propio placer. Sus versos pusieron de rodillas al gran Ruben Darío, quien la comparó con Santa Teresa.
Nació en Montevideo, Uruguay, el 26 de octubre de 1886; hija del uruguayo Santiago Agustini y de la argentina Murtfeld Triaca. Fue un prodigio que a los cinco años ya sabía leer y escribir correctamente, a los diez componía versos. En 1903 comienza a colaborar en la revista La Alborada, publicando bajo seudónimo poemas y semblanzas de personalidades femeninas de la época; posteriormente también envía sus versos a las revistas Rojo y Blanco y Apolo. En 1907 publicó El libro Blanco, su primer poemario, el cual levantó admiración y sorprendió por su madurez. A este le siguen Cantos de la mañana (1910) y Los cálices vacíos (1913), en el cual se consolida definitivamente su estilo.
El 14 de agosto de 1913 contrae nupcias con Enrique Job Reyes, del que se separa un mes y medio después entablando demanda de divorcio. De inmediato mantiene correspondencia amorosa con escritor argentino Manuel Ugarte. Se le concedió el divorcio el 5 de junio de 1914 pero siguió manteniendo encuentros con Enrique Job Reyes, logrando así convertirse en amante de su ex-esposo. Sin embargo fue el propio Job Reyes quien dio muerte a al poetisa el 6 de julio de 1914 de dos balazos en la cabeza (o a puñaladas, según otras versiones), para inmediatamente después suicidarse pegándose un tiro. En 1924 se publican de manera póstuma El rosario de Eros y Los astros del abismo; en 1969, Correspondencia sexual.
Delmira fue una poetisa revolucionaria que contó con la aprobación elogiosa de sus contemporáneos; representa un hito en la poesía femenina en lengua española por atreverse a poner la condición de la mujer en discurso y por atreverse además a decir que siente y qué siente. No ofrecía líricos cantos sensuales sino violentas expresiones de una sexualidad vivida al mismo tiempo como destino trágico y como camino de trascendencia y superación. A decir del critico Zum Felde, "su verso no corre como claro río, ...sino como turbio torrente".

Solo nos queda preguntarnos que habría sido de la obra de esta gran mujer si hubiera vivido un poco más. Aun hoy, a 100 años de su muerte, sigue ganando lectores y cautivando con sus apasionadas composiciones. Poemas como "Carnaval" o "Medioeval" siguen sorprendiendo por su musicalidad.
Con Delmira Agustini descubrí la belleza de la poesía. Cada verso, cada imagen mental, me llenaban y siguen llenando de una felicidad inexplicable. Sin duda recomiendo la lectura de su obra. Una sola cosa les advierto: se puede volver adictivo.
"El intruso"
Amor, la noche estaba trágica y sollozante
cuando tu llave de oro cantó en mi cerradura;
luego, la puerta abierta sobre la sombra helante,
tu sombra fue una mancha de luz y de blancura.
Todo aquí lo alumbraron tus ojos de diamante;
bebieron en mi copa tus labios de frescura,
y descansó en mi almohada tu cabeza fragante;
me encantó tu descaro y adoré tu locura.
Y hoy río si tu ríes, y canto si tú cantas;
y si tú duermes, duermo como un perro a tus plantas.
Hoy llevo hasta en mi sombra tu olor de primavera;
y tiemblo si tu mano toca la cerradura,
¡y bendigo la noche sollozante y oscura
que floreció en mi vida tu boca tempranera!
El 14 de agosto de 1913 contrae nupcias con Enrique Job Reyes, del que se separa un mes y medio después entablando demanda de divorcio. De inmediato mantiene correspondencia amorosa con escritor argentino Manuel Ugarte. Se le concedió el divorcio el 5 de junio de 1914 pero siguió manteniendo encuentros con Enrique Job Reyes, logrando así convertirse en amante de su ex-esposo. Sin embargo fue el propio Job Reyes quien dio muerte a al poetisa el 6 de julio de 1914 de dos balazos en la cabeza (o a puñaladas, según otras versiones), para inmediatamente después suicidarse pegándose un tiro. En 1924 se publican de manera póstuma El rosario de Eros y Los astros del abismo; en 1969, Correspondencia sexual.
Delmira fue una poetisa revolucionaria que contó con la aprobación elogiosa de sus contemporáneos; representa un hito en la poesía femenina en lengua española por atreverse a poner la condición de la mujer en discurso y por atreverse además a decir que siente y qué siente. No ofrecía líricos cantos sensuales sino violentas expresiones de una sexualidad vivida al mismo tiempo como destino trágico y como camino de trascendencia y superación. A decir del critico Zum Felde, "su verso no corre como claro río, ...sino como turbio torrente".

Solo nos queda preguntarnos que habría sido de la obra de esta gran mujer si hubiera vivido un poco más. Aun hoy, a 100 años de su muerte, sigue ganando lectores y cautivando con sus apasionadas composiciones. Poemas como "Carnaval" o "Medioeval" siguen sorprendiendo por su musicalidad.
Con Delmira Agustini descubrí la belleza de la poesía. Cada verso, cada imagen mental, me llenaban y siguen llenando de una felicidad inexplicable. Sin duda recomiendo la lectura de su obra. Una sola cosa les advierto: se puede volver adictivo.
"El intruso"
Amor, la noche estaba trágica y sollozante
cuando tu llave de oro cantó en mi cerradura;
luego, la puerta abierta sobre la sombra helante,
tu sombra fue una mancha de luz y de blancura.
Todo aquí lo alumbraron tus ojos de diamante;
bebieron en mi copa tus labios de frescura,
y descansó en mi almohada tu cabeza fragante;
me encantó tu descaro y adoré tu locura.
Y hoy río si tu ríes, y canto si tú cantas;
y si tú duermes, duermo como un perro a tus plantas.
Hoy llevo hasta en mi sombra tu olor de primavera;
y tiemblo si tu mano toca la cerradura,
¡y bendigo la noche sollozante y oscura
que floreció en mi vida tu boca tempranera!